Hacerse radiografías dentales de rutina es tan importante como cepillarse los dientes y usar hilo dental en casa. Los expertos sostienen que realizar radiografías de la boca de un paciente es tan importante como la limpieza dental en el consultorio. ¿Por qué lo preguntas? Porque un examen visual revela la mitad de la historia: los rayos X proporcionan la otra. Las radiografías (también conocidas como rayos X) son un componente fundamental del examen dental. Proporcionan información esencial para la salud de los dientes, las encías y los huesos. A veces, un diente puede parecer normal a simple vista, pero tiene una cavidad oculta debajo de la superficie, que solo se ve a través de una radiografía. Además, las radiografías son muy importantes para evaluar la salud periodontal (encía y hueso) y los cambios en el hueso que sostienen los dientes. También son importantes para la evaluación de la patología bucal. Se pueden desarrollar infecciones, quistes o tumores debajo de las encías o dentro del hueso, donde el dentista no puede ver solo con el ojo. Tener información radiográfica ayuda a diagnosticar y tratar con precisión los problemas dentales en una etapa temprana, antes de que se vuelvan más graves.
¿Con qué frecuencia se deben tomar radiografías?
Esa respuesta depende de tu historial médico y dental. La Asociación Dental Estadounidense recomienda que a los nuevos pacientes se les tomen las alas de mordida posteriores (molares y premolares) en su primera visita. Esto ayuda al dentista a determinar el plan de tratamiento adecuado en el futuro. Durante esa primera visita, el dentista también puede recomendar que un nuevo paciente se haga imágenes panorámicas para evaluar su salud general. Esto proporciona una base para ayudar con decisiones futuras. En términos generales, si tiene un buen historial dental, puede esperar que le tomen radiografías cada 24 a 36 meses. Si tiene antecedentes de muchas caries, empastes o coronas, entonces se toman radiografías con más frecuencia, posiblemente cada seis a 18 meses.
¿Cuáles son? ¿Cuáles son los diferentes tipos de radiografías?
Hay dos tipos principales de radiografías dentales: intraoral y extraoral. La principal diferencia entre estas dos categorías es que intraoral significa que la película de rayos X se coloca dentro de la boca y lo contrario ocurre con la extraoral: la película se coloca fuera de la boca. Las radiografías intraorales ayudan a:
- Detectar caries
- Determinar la salud de la raíz de un diente
- Proporcionar información sobre la salud ósea
- Controlar el desarrollo de los dientes
Las radiografías extraorales ayudan a detectar problemas de salud en el cráneo y mandíbula. Los dentistas utilizan esta categoría de rayos X para ayudar a diagnosticar y tratar:
- Dientes impactados
- Tumores
- Quistes
- Fracturas
- Problemas en encías, dientes, raíces y mandíbula
Las radiografías intraorales son el tipo más común de rayos X y las extraorales suelen ser utilizadas por los dentistas que colocan implantes o por los ortodoncistas para los planes de realineación de los dientes.
¿Es seguro tomar radiografías?
Poner ese pesado delantal de plomo antes de una radiografía dental te hace preguntarte: ¿es seguro? Según la Asociación Dental Estadounidense, “las radiografías de ala de mordida exponen a un paciente a aproximadamente 0,005 milisieverts (mSv) de radiación (un milisievert es una unidad de medida). En comparación, debido a que la radiación es parte de nuestro medio ambiente, las personas en los Estados Unidos están expuestas, en promedio, a 3,2 mSv cada año provenientes de fuentes de radiación de fondo”. En otras palabras, vivimos en un mundo radiactivo. Desde los teléfonos móviles hasta los microondas, la radiación nos rodea y es imposible de evitar. La baja dosis de exposición a la radiación en un consultorio dental es pequeña en comparación con otras fuentes. En última instancia, las ventajas de realizarse radiografías dentales superan con creces las desventajas. Se ha demostrado que son una herramienta invaluable para el tratamiento de la salud dental.